Elaborado por Verónica Salcedo, líder en región Occidente del FAIR Center de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
El creciente reconocimiento de la inclusión financiera digital (IFD), como motor del crecimiento económico y la igualdad de género, ha dado lugar a una oleada de estudios que examinan sus impactos, especialmente en las mujeres de los países en desarrollo.
Una premisa fundamental de la inclusión financiera digital es su potencial para fomentar el crecimiento económico, al permitir que las poblaciones marginadas participen en los sistemas financieros formales. Una investigación realizada por un académico (Dinh Quoc), exploró la relación entre la inclusión financiera digital, la desigualdad de género y el crecimiento económico en países con diferentes niveles de desarrollo financiero.
Su investigación demostró que, en países con infraestructuras financieras avanzadas, la inclusión financiera digital contribuye tanto al crecimiento económico como a la igualdad de género al proporcionar acceso a servicios financieros formales.
Por el contrario, en países con infraestructuras menos desarrolladas, como México, los mismos procesos pueden exacerbar las desigualdades existentes al reforzar las disparidades de acceso entre hombres y mujeres.
En el caso de México, las disparidades de género en el acceso financiero son particularmente pronunciadas. Un reporte hecho por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en el 2024 muestra que las mujeres en México están significativamente subrepresentadas en los mercados financieros formales.
De acuerdo con datos del INEGI y el IMCO, el 55% de las mujeres se encuentra en empleos informales, sin acceso a servicios financieros como crédito y cuentas de ahorro. Esta situación se ve agravada por la discriminación de género en las instituciones financieras, donde a menudo se percibe a las mujeres como prestatarios de mayor riesgo en comparación con los hombres.
Los estudios de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores subrayan además que sólo una pequeña proporción de mujeres, especialmente en las zonas rurales, tiene acceso a los servicios bancarios formales.
Estos desafíos hacen que sea fundamental explorar modelos financieros alternativos, como el dinero móvil, que puedan eludir las barreras tradicionales a la inclusión.
El dinero digital se ha convertido en una herramienta prometedora para promover la inclusión financiera en regiones con una infraestructura bancaria limitada. Un estudio realizado en Kenia) examinó cómo los servicios de dinero móvil, como M-Pesa, permitieron a las poblaciones previamente no bancarizadas acceder a servicios financieros formales.
El estudio encontró que el dinero móvil mejoró significativamente la capacidad de los usuarios, particularmente las mujeres, para ahorrar, transferir dinero y acceder al crédito.
El dinero móvil permitió a los usuarios construir un historial financiero a través de transacciones digitales, lo que a su vez facilitó el acceso a préstamos y otros productos financieros formales.
Esta tendencia se refleja en Uganda, donde el dinero móvil también ha contribuido a mejorar la inclusión financiera de las mujeres. Otros investigadores demostraron que las mujeres que adoptaron el dinero móvil tenían más probabilidades de acceder a remesas, ahorrar dinero y reducir los costos de transacción, lo que llevó a un mayor bienestar familiar.
Los autores argumentaron que las plataformas de dinero móvil brindan una oportunidad para que las mujeres se liberen de los mecanismos tradicionales de ahorro informal, que a menudo son poco confiables e inaccesibles durante las emergencias.
Este hallazgo es muy relevante para México, donde muchas mujeres, especialmente en las zonas rurales, dependen de métodos informales de ahorro como los grupos de ahorro rotativos (tandas). La introducción del dinero móvil podría proporcionar una alternativa más segura y accesible para estas mujeres, permitiéndoles participar en el sistema financiero formal, de acuerdo con diversas investigaciones.
A pesar de los beneficios potenciales del dinero móvil, aún quedan varios desafíos. En México, una de las principales barreras para la adopción del dinero móvil es la falta de alfabetización digital entre las poblaciones rurales, en particular las mujeres.
Estudios de la CNBV sugieren que muchas mujeres de las zonas rurales tienen un acceso limitado a los teléfonos inteligentes y a Internet, lo que restringe su capacidad para utilizar los servicios financieros digitales. Además, existe una importante brecha de género en la propiedad de teléfonos móviles, ya que las mujeres de las zonas rurales tienen menos probabilidades de poseer un teléfono que los hombres. Esta brecha debe abordarse para que el dinero móvil alcance su pleno potencial en la promoción de la inclusión financiera.
Otro desafío es el entorno regulatorio. De acuerdo con el IMCO y con diversos investigadores, en México, el marco regulatorio financiero aún está evolucionando y existen preocupaciones sobre la seguridad y confiabilidad de las plataformas de dinero móvil.
Para que el dinero móvil tenga éxito, debe haber una fuerte supervisión regulatoria para proteger a los consumidores y garantizar la seguridad de sus fondos. Además, se deben realizar esfuerzos para generar confianza en los servicios financieros digitales, especialmente entre las mujeres que no están familiarizadas con estas plataformas.