Elaborado por Eva María Guerra, investigadora del FAIR Center.
Existen barreras demográficas para la inclusión financiera por lo que es necesario desarrollar estrategias que consideren específicamente a mujeres, personas mayores y regiones rurales.
El Banco Mundial y los países miembros del G20 han puesto especial atención en la tecnología para promover la inclusión financiera digital. En este sentido, en México en años recientes se ha dado un crecimiento en la adopción de la Banca Digital, esperando con ello promover la inclusión y alfabetización financiera.
Sin embargo, el crecimiento no ha tenido la misma tasa de respuesta en diferentes segmentos de mercado, por lo que el sector financiero tiene un gran desafío y la oportunidad para incentivar a poblaciones especificas a utilizar la banca digital para agilizar pagos, tener acceso a préstamos, ahorros, inversiones, seguros y ahorro para el retiro.
En un estudio reciente, publicado por la revista Review of Behavioral Finance, en coautoría con los profesores Florina Arredondo y José Carlos Vázquez del Tecnológico de Monterrey, analizamos el nivel de penetración que ha tenido la banca digital en México incluyendo o excluyendo a diferentes tipos de poblaciones, considerando los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Educación Financiera (ENIF, 2018).
En cuanto al género, a pesar de que en México la población que tiene mayor acceso a un teléfono móvil es la femenina, las cifras de inclusión financiera a través de la banca digital muestran una menor participación de las mujeres. El hecho que ellas prefieran pagar en efectivo, en lugar de utilizar su dispositivo electrónico, puede reflejar una falta de familiaridad con los sistemas de pago digitales, así como superar las prácticas culturales en las que el pago en efectivo se considera la única forma válida de formalizar una transacción. Por lo tanto, además de la educación financiera se tiene el reto de cuidar el tema de la facilidad de uso de las aplicaciones bancarias y el de reducir la percepción de riesgo / inseguridad.
En términos de la edad, es la generación milenial (nacidos entre 1980-1995) la que tiene el mayor acceso y uso de la banca digital, mientras que es la generación de los baby boomers (nacidos entre 1945-1965) la que tiene el mayor rezago, principalmente por temas de desconfianza y resistencia al uso de la tecnología.
El tema geográfico también es relevante a la hora de proponer estrategias para promover la inclusión financiera. En contextos rurales o ciudades pequeñas, más del 80% de los participantes informan no tener banca digital. Adicionalmente, existen algunas diferencias por región. En la Ciudad de México el uso de la banca digital está más desarrollado y ampliamente utilizado. Por su parte, en las regiones del Noreste, Centro, Sur y Este la banca digital tiene un uso más limitado, contando principalmente con usuarios a un nivel básico no transaccional (limitado a consultas de saldo). En la región Noreste, la desconfianza es una razón importante para no utilizar la banca digital, mientras que en la región Centro, Sur y Este, se trata de un tema de arraigo en la cultura del pago en efectivo. Por su parte en las regiones Noroeste, Oeste y Bajío existe un desconocimiento de cómo utilizar la banca digital.
Si bien, el acceso a la banca digital no es la única variable necesaria para mejorar la inclusión financiera, reducir la pobreza y promover el emprendimiento; el acceso a ella abriría nuevas posibilidades para las mujeres, personas mayores y poblaciones rurales. Es claro entonces que las instituciones bancarias y los Gobiernos deben atender con programas diferenciados de educación financiera a estas poblaciones (mujeres, adultos mayores, ciudades pequeñas y las áreas rurales), para disminuir la resistencia a la adopción de la banca móvil, fortalecer la confianza en los pagos digitales y promover que estas personas puedan aprovechar los beneficios que ofrece el participar plena y libremente en la vida económica.
Publicado originalmente en El Financiero.