Elaborado por Pablo Pérez Akaki, líder en región Ciudad de México del FAIR Center de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
Uno de los factores reconocidos más importantes para explicar la reducción de la pobreza en los últimos dos años en México es la llegada de remesas, las cuales han superado todas las expectativas y se han convertido en la principal fuente de divisas del país. Sin embargo, como desde hace muchos años, a estas remesas se les cuestiona severamente su origen y su destino, así como los medios que se usan para transferir estos recursos desde los emisores hasta los receptores.
Si bien una buena parte de las remesas son envíos electrónicos, que muchas veces se pagan en efectivo pero muchas otras se depositan en cuentas de personas, el sistema financiero tiene mucho que hacer para abaratar los envíos de dinero y transparentar el flujo de los recursos para hacerlos más eficientes y claros
En este sentido, las remesas podrían contribuir fuertemente a la inclusión financiera de la sociedad si ayudan a incrementar el ahorro de los receptores, a usar medios de pago electrónicos que les ofrezcan mayor seguridad a las personas reduciendo el uso de efectivo, así como complementar la oferta de servicios para los usuarios con otros instrumentos que contribuyan a un mejor uso de los recursos de las personas. En otras palabras, estos intermediarios tienen mucho que hacer para aumentar el bienestar financiero de las personas, que en palabras de la organización “Invested”, en su reporte “Bienestar Financiero 2023. México en Acción”, se mide con el acrónimo “accion”:
1.— Analizar mi situación actual y saber mis fortalezas y límites financieros.
2.— Conocer mis metas financieras y a dónde quiero llegar.
3.— Controlar mis finanzas para no incurrir en desequilibrios.
4.— Impactar positivamente en mi bienestar emocional y mental a partir de un buen manejo financiero.
5.— Optimizar mis recursos con un buen conocimiento de las alternativas.
6.— Neutralizar los riesgos que afronto y que ponen en riesgo mi estabilidad.
Sin duda no es una tarea fácil impulsar el bienestar pues se debe transitar por el tema de la educación financiera, pero la mejor manera de hacerlo es trabajando directamente con las organizaciones sociales que ya existen, en un trabajo de base en el que participen organizaciones que representen a todo el sistema financiero, para que no sea sólo un grupo de instituciones las que carguen con este costo y se den los polizones que se aprovechen de los beneficios sin haber invertido. Y también son esfuerzos del sistema educativo nacional, para que desde jóvenes comprendan la importancia de la salud y el bienestar financiero, así que también las autoridades deben estar involucradas en este tema.
Este esfuerzo de capacitación financiera debe también ir de la mano de la educación digital, pues las brechas digitales van de la mano de los rezagos en la profundización financiera de manera clara. Hoy cuando la inclusión financiera busca impulsarse con las soluciones Fintech, la brecha digital es el principal obstáculo para el bienestar financiero por consecuencia. Así, el tema es de gran importancia y trascendencia para una sociedad y el liderazgo debe partir del sector público en alianza con el sector financiero para impulsar a la sociedad hacia una nivel superior.