Elaborado por Felipe Pérez Sosa, director del FAIR Center de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey e integrante del Comité Técnico Nacional de Intermediación Financiera y Bursátil del IMEF.
En los últimos años, el sector fintech ha experimentado un crecimiento exponencial en México. Según la firma Finnovista, el número de emprendimientos fintech aumentó 23% en 2020 y las inversiones en el sector 50%, para alcanzar los 1,300 millones de dólares en ese año. Esto ha convertido a México en un líder regional en el ecosistema fintech de América Latina y revolucionado la forma en que interactuamos con el sistema financiero en diversos segmentos, desde pagos y préstamos hasta seguros y gestión patrimonial.
Sin embargo, el impacto de las fintech va más allá de la comodidad de realizar transacciones en línea o a través de dispositivos móviles. El desarrollo del sector puede desempeñar un papel fundamental en la consecución de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas, los cuales establecen 17 metas globales para abordar los desafíos sociales, económicos y ambientales más apremiantes de nuestro tiempo con el fin de transformar nuestro mundo hacia un futuro más inclusivo, sostenible y próspero.
Por ejemplo, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021, aproximadamente el 32% de la población adulta en México no cuenta con ningún tipo de producto financiero formal. Al respecto, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) ha enfatizado en la importancia de la inclusión financiera en México como un factor clave para promover el desarrollo económico y social del país y ha resaltado que la inclusión financiera puede contribuir a la reducción de la pobreza y la desigualdad. En este sentido, a través de plataformas digitales y soluciones innovadoras, las empresas fintech han logrado llegar a comunidades desatendidas y ofrecer servicios financieros asequibles como pagos móviles, préstamos en línea y microseguros, contribuyendo de esta manera con el ODS número 1: Fin de la pobreza.
Asimismo, la inclusión financiera juega un papel relevante en la Reducción de las desigualdades (ODS 10), ya que, gracias a las soluciones fintech, grupos tradicionalmente marginados tienen la oportunidad de acceder a servicios financieros y participar plenamente en la economía promoviendo una mayor equidad y creando oportunidades para aquellos que han sido excluidos durante mucho tiempo.
Si bien el impacto de las fintech parece ser más notorio en las ODS 1 y 10, también es cierto que, por su naturaleza innovadora, las fintech pueden incidir indirectamente en otros, como en el 9, Industria, innovación e infraestructura, y el 12, Producción y consumo responsables.
Es pertinente recordar que la tecnología es el motor impulsor del sector fintech, por lo que su adopción ha llevado a la aparición y aprovechamiento de nuevas soluciones financieras innovadoras como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y la cadena de bloques. Con ello, las empresas fintech mejoran la eficiencia de los servicios financieros, reduciendo costos, aumentando la transparencia y fomentando prácticas comerciales sostenibles y eficientes. Todo a beneficio de sus usuarios.
Finalmente, el sector fintech puede convertirse en un importante habilitador para movilizar recursos hacia proyectos sostenibles y acciones de mitigación del cambio climático a través de plataformas de financiamiento colectivo y soluciones de inversión, con lo cual se estaría contribuyendo al logro de los ODS 7: Energía asequible y no contaminante y el ODS 13: Acción por el clima.
El sector fintech en México representa una oportunidad sin precedentes para impulsar el logro de los ODS a través de su capacidad para proporcionar acceso a servicios financieros, fomentar la inclusión, promover la innovación y canalizar fondos hacia proyectos sostenibles. Sin embargo, es cierto que el impacto de las fintech en México aún no ha sido el esperado. Algunas de las razones que han limitado su potencial pueden encontrarse en aspectos regulatorios, barreras de mercado, brechas en competencias digitales, infraestructura tecnológica, educación financiera, débil percepción de sus beneficios por parte de los consumidores, así como falta de confianza y seguridad.
Por estas razones destacan las acciones emprendidas por instituciones como el IMEF y el FAIR Center de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey apuntaladas a promover el diálogo y la colaboración entre los actores del ecosistema fintech, fomentar la educación y formación en temas de interés para el sector, y llevar a cabo estudios de investigación, análisis y seguimiento sobre los temas de mayor impacto para el desarrollo de las fintech.
De tal forma, al trabajar en colaboración con actores del sector privado, académico y gubernamental, el sector fintech puede convertirse en una fuerza impulsora para un sector financiero más inclusivo y sostenible, en beneficio de las poblaciones que más lo necesitan en nuestro país.
Publicado originalente en El Financiero.