Elaborado por Pablo Pérez Akaki, líder en región Ciudad de México del FAIR Center de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
En los últimos años el concepto de digitalización ha sido muy utilizado para referirnos a la transformación que está sufriendo la sociedad, por medio del reemplazo de los procesos generalmente intensivos en mano de obra hacia una intensidad en capital, donde las herramientas de comunicación y el internet son la base para ello. Por ello, las empresas realizan grandes inversiones en tecnologías para el almacenamiento de información, para soluciones informáticas que faciliten los procesos y de las cuales puedan extraer información valiosa sobre el comportamiento de sus clientes, personal, proveedores, mercados y todo aquello que les pueda afectar.
Así, han llegado a nuestro día a día conceptos como ciencia de datos, nubes, internet de las cosas, plataformas, cadena de bloques, criptomonedas, divisas, etc. Muchos de estos conceptos son tangibles, como servidores, discos de memoria, robots con sensores, mientras otros conceptos son intangibles, como las criptomonedas y las cadenas de bloques entre otras.
Este tipo de transformaciones están impulsando a las empresas hacia la búsqueda entonces de profesionales con otros tipos de educación y experiencias, con otras habilidades de comunicación donde la creatividad es uno de los componentes más importantes. Ello entonces significa que las habilidades y competencias requeridas para participar de este tipo de actividades están en transformación.
De hecho, la pandemia de COVID-19 significó un fuerte impulso hacia este tipo de transformaciones en las empresas, la educación incluida, las cuales han debido realizar adaptaciones aceleradas para sobrevivir en los tiempos dónde el distanciamiento era una condición para luchar por la sobrevivencia frente a una enfermedad mortal. En esa circunstancia la digitalización dio un salto de grandes dimensiones, siendo las tiendas departamentales, los supermercados, las tiendas de comida quienes más visiblemente lideraron esa transformación.
Los envíos internacionales y la digitalización
Uno de los sectores que más notoriedad han alcanzado ante la digitalización ha sido el financiero, al cual se ha acuñado el término fintech para caracterizarlo. Innovaciones para contar con mejores servicios y más productos, que atiendan a una población de grandes volúmenes excluida de los servicios financieros tradicionales, pero con necesidades reales de ahorro, inversión, crédito, aseguramiento y pagos.
Dentro de estas transformaciones, los envíos de dinero son una necesidad de gran importancia para la sociedad, en un mundo donde muchas personas tienen que salir de sus lugares de origen a buscar trabajo en otros países y luego enviar parte de sus ingresos para el sostenimiento de sus familias. Tan relevantes son estos flujos de dinero que el Objetivo 10 del Desarrollo Sostenible en su meta 10.c establece un costo máximo del 3% para estas remesas, como también se denominan. La reducción de sus costos tiene una razón fundamental: su uso es básicamente para el sostenimiento de las familias en las regiones pobres de países en desarrollo, lo que puede contribuir significativamente a mejorar la educación, salud, impulso a las economías locales y revalorización de los roles en la familia.
Según los especialistas, la manera más eficaz de lograr esta reducción de costos de manera significativa y consistente es por medio de la transformación digital de estos servicios, es decir, mediante la innovación tecnológica que permita explorar nuevas formas de transmitir el dinero hacia las familias que lo requieren, para quienes una reducción de costos es un cambio significativo en la disponibilidad de recursos para sus gastos básicos.
Ante esto, iniciativas Fintech están cobrando importancia mediante la inclusión de herramientas tecnológicas que permiten mayor velocidad en el envío de dinero, menor costo y mayor confiabilidad. Algunas de ellas usan las tecnologías de cadena de bloques para garantizar la transparencia de los envíos de recurso, otras criptomonedas como moneda de cambio, otras recurren a aplicaciones para facilitar el proceso de transferencia y medio de pago con el cual pueden realizar sus transacciones en los lugares de destino.
Pero para que esto funcione es importante que los usuarios cuenten con un conocimiento mínimo de tecnología, además de un cierto nivel de equipamiento, en un entorno con un mínimo de infraestructura, que en muchas ocasiones están presentes una o varias de estas deficiencias. De la misma forma, se requiere que existan actores confiables que brinden acompañamiento a la población ante estos procesos de cambio tecnológico entre los que deben estar las autoridades locales y nacionales. Las primeras para impulsar los procesos al nivel local y servir de monitores para garantizar la equidad y justicia, mientras que los segundos para establecer un marco normativo que garantice el cumplimiento de las regulaciones internacionales y proponer proyectos regionales para sumar a quienes se interesen por impulsar el desarrollo regional. Y en este contexto la sociedad civil es especialmente útil para los procesos de acompañamiento y educación, pues generalmente son neutrales a los participantes de esos mercados y persiguen el bienestar de quienes reciben los recursos.
Esto quiere decir que la digitalización es un vehículo solamente, que en manos apropiadas puede ser estratégico para mejorar el bienestar de las personas, pero sin una adecuada conducción se traducirá en un medio para la ampliación de las brechas económicas y sociales. Por lo tanto, invitamos a sumar esfuerzos a los diferentes actores involucrados en estos servicios, para que desde su propia trinchera nos sumemos a alcanzar el ODS mencionado y contribuyamos a la creación de un mundo más justo, mejor incluido financieramente y con mayor conciencia de las necesidades de la sociedad.