Elaborado por Pablo Pérez Akaki, líder en región Ciudad de México del FAIR Center de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
Desde hace varios años se cuestiona sobre las inconsistencias de las cifras agregadas de remesas que ofrece el Banco de México y las que se reportan a partir de las diferentes encuestas que se generan por el INEGI y que indirectamente las identifican a nivel de hogares, entre ellas la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), que recientemente tuvo su última edición en el 2022.
Al menos tiene 15 años que Rodolfo Corona, extraordinario investigador de El Colegio de la Frontera Norte, evidenció que las fuentes de INEGI eran coherentes entre sí, pero no con las estadísticas del Banxico sobre remesas. Señaló incluso un diferencial de grandes cantidades, cuando las remesas andaban por el orden de los 20 mil millones de dólares al año. Entre las hipótesis de esas diferencias sostenía que había una parte de los flujos agregados que no iban a parar a los hogares, sino a otras actividades y por ello debería transparentarse cuál es el destino de esos recursos de una manera inmediata, para desmitificar a tal fuente de ingresos para el país y al mismo tiempo aplicar medidas de control más eficaces que desalienten el uso para fines delincuenciales, por ejemplo.
Recientemente Jesús Cervantes del CEMLA se ha señalado que las mediciones del INEGI basadas en encuestas de hogares subestiman drásticamente el componente de remesas, así como el de pobreza, por lo que destaca la necesidad de incrementar urgentemente la calidad estadística de estas encuestas para un mejor conocimiento de la sociedad y así orientar mejor las políticas públicas.
En estos últimos años, cuando se ha visto un incremento espectacular en los recursos enviados por la misma categoría hacia México, la polémica salta de nuevo pues las inconsistencias aumentaron drásticamente. En este año se realizó un ejercicio de cuantificación por parte de Signos Vitales titulado “Euforia de las remesas: éxodo, lavado de dinero y auge económico”, en dónde se habla de un monto mínimo de remesas que parecían tener un origen dudoso a partir de las incongruencias e inconsistencias históricas en diversos lugares, de aproximadamente 4.4 mil millones de dólares, un 7.6% de los envíos totales en el 2022, que no es poca cosa. En estos últimos días Reuters presentó un estudio sobre remesas que evidencian un modus operandi de una red delincuencial que usa las remesas para enviar dinero desde EUA hasta México.
A pesar de que las remesas han aumentado, las encuestas de inclusión financiera, otra fuente de información que podría ayudar a entenderlas, tampoco ha sufrido cambios drásticos, a pesar que estas transacciones internacionales se realizan por medio del mismo sistema financiero formal. Entonces, ante la revolución Fintech que atestiguamos en los últimos años, merece la pena hacer una revisión profunda sobre estos flujos de dinero, pues estas innovaciones tecnológicas pueden potenciar aún más los envíos con estos problemas y entonces perder la posibilidad de que las finanzas sean un recurso que potencie el desarrollo económico en nuestro país.