Elaborado por Pablo Pérez Akaki, investigador del FAIR Center.
A partir de todos los cambios que observamos en el planeta en los últimos años derivados del calentamiento global, tan evidentes a medida que pasa el tiempo y a los que algunos niegan reconocer, se ha generado un interés creciente por buscar posibilidades de financiamiento para contribuir a la transformación hacia modelos de economía circular. Hoy parece que poco a poco este tipo de modelos están más presentes en nuestras vidas, impulsándose desde las empresas, universidades y organizaciones sociales, así como desde ciudadanos conscientes y preocupados por el futuro de las generaciones por venir.
Pero, como se señala en diferentes ámbitos, se corre el riesgo de que sea un esfuerzo parcial e insuficiente, incluso que ingenuamente pensemos que lo que ahora se impulsa sea suficiente para encaminar a nuestro planeta hacia prácticas sostenibles. Por ello, señalan muchos especialistas que es importante dirigirnos hacia un impulso de la economía circular, aquella que implica un cambio radical en la mentalidad y a la cual se identifica con las 9 R’s:
- Rechazar lo que no necesitamos
- Reducir nuestro consumo
- Reutilizar productos en buen estado productos desechados por otros
- Reparar para alargar la vida de los productos
- Restaurar un producto para modernizarlo
- Remanufacturar o reconstruir un bien manualmente para que siga siendo funcional
- Rediseñar con criterios de sustentabilidad
- Reciclar la materia prima para crear nuevos productos
- Recuperar materiales para generar energía.
Solemos pensar que el reciclaje es importante y suficiente para ser parte de este esfuerzo, pero claramente es solo una medida en esa dirección. Sin embargo, el reciclaje es insuficiente cuando no rechazamos o reducimos nuestro consumo, ni hacemos esfuerzos por reparar o restaurar. Aquí es dónde muchos de estos esfuerzos como ESG pueden quedarse débiles o insuficientes para lograr verdaderamente un impacto positivo de largo plazo hacia la sustentabilidad.
Esta semana se publicó el informe titulado Unlocking Circular Economy Finance in Latin America and the Caribbean: The Catalyst for a Positive Change por parte del Programa para las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que señala la urgencia de profundizar hacia el financiamiento de estos esfuerzos circulares. Esto implica un cambio de mentalidad respecto a los negocios, impulsando la colaboración entre las empresas e incorporando diferentes criterios para medir el éxito empresarial, no solamente el económico o financiero.
El informe destaca el impulso que debe existir desde las políticas públicas para incentivar el financiamiento hacia modelos empresariales circulares, pero también las instituciones públicas en los diferentes niveles deben contribuir al logro de este tipo de transformaciones en el territorio. Estos esfuerzos además deben entenderse colaborativos con los diferentes actores interesados, particularmente grupos de la sociedad civil organizada y con los diferentes eslabones de la cadena de comercialización, particularmente con los proveedores de tecnologías. Así, entendemos que el cambio hacia la sustentabilidad es largo, pero hay que comenzarlo pronto.
Publicado originalmente en El Diario de Yucatán.