Elaborado por Francisco Orozco Bendímez, líder en región Monterrey del FAIR Center de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
La generación Z, que ha crecido en un entorno tecnológico, económico y social diferente al de sus predecesoras, muestra actitudes financieras complejas y, en muchos casos, contradictorias con los estereotipos comunes, que señalan a sus integrantes con etiquetas como que “no piensan en el futuro ni les importa” o “no saben cómo manejar sus finanzas”.
En la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, nos dimos a la tarea de investigar cómo los estudiantes de esta generación manejan sus finanzas personales y cuál es el impacto de la educación financiera que han recibido, en un estudio que abarcó a más de 650 estudiantes de los niveles profesional y de posgrado (19-29 años de edad) de diversos campus del Tec en todo México.
A partir de los resultados, es posible decir que esta generación no incluye a personas tan despreocupadas como se les considera a menudo: más del 58% de participantes indicó que realiza un seguimiento cuidadoso de sus ingresos y gastos, utilizando herramientas que van desde aplicaciones móviles hasta hojas de cálculo.
El ahorro también es un área donde la generación Z muestra una sorprendente madurez. Aunque el entretenimiento y la diversión son sus principales motivaciones de ahorro, un 18% de jóvenes encuestados también ahorra para emergencias, y un 13% lo hace con el objetivo de invertir en su educación, datos que recuerdan los resultados un estudio paralelo en torno a gastos de entretenimiento, donde un 67% de personas encuestadas, en su mayoría de la generación Z, financió su asistencia al festival musical Pa’l Norte con ahorros. Todo esto sugiere que, aunque valoran las experiencias y el disfrute del presente, las y los Gen Z también son conscientes de la necesidad de prepararse para imprevistos y de seguir invirtiendo en su futuro.
Otro aspecto interesante de este estudio es la relación de la generación Z con el crédito, pues a pesar de tener acceso a productos crediticios, sus miembros prefieren evitar endeudarse: 52% de las estudiantes encuestadas indicó que no posee ningún tipo de crédito, lo que podría reflejar una actitud cautelosa hacia el endeudamiento o una falta de confianza en los productos financieros disponibles.
Por otro lado, uno de los hallazgos más preocupantes sucede en torno a la capacidad para enfrentar imprevistos financieros. Según los datos, solo el 37.2% de las mujeres y el 46.7% de los hombres de la generación Z cuentan con ahorros suficientes para cubrir más de tres meses de gastos si dejaran de percibir ingresos. Estos porcentajes, aunque reflejan cierta preparación, dejan entrever que una porción significativa de la generación podría enfrentar dificultades severas ante cualquier interrupción en sus ingresos.
La autopercepción de la situación financiera actual y las expectativas para el futuro juegan un papel crucial en cómo las y los jóvenes de la generación Z manejan sus finanzas y planifican su vida. Entender cómo perciben su estabilidad financiera es fundamental para diseñar estrategias de apoyo y educación. Cuando se les preguntó sobre su situación financiera actual, más del 52% de los hombres se consideró en una situación “buena” o “excelente”, en contraste con el 42.4% de las mujeres, lo que sugiere que los primeros tienen una percepción más optimista de su situación económica.
Este panorama de autopercepción también se refleja en las expectativas que tienen al graduarse. Una vez más, los hombres lideran en optimismo, con un 29.3% que considera que su situación financiera será “muy prometedora”, seguido de un 47% que la ve solo como “prometedora”.
El estudio señalado nos ayuda a desmitificar las percepciones comunes sobre la generación Z, y también subraya la importancia de comprender su realidad financiera en un contexto más amplio. Es un primer gran esfuerzo para conocer la cultura financiera en esta generación; aunque se realizó con una muestra de estudiantes de una universidad privada, se espera darle continuidad para brindar una perspectiva más completa que amplíe y ubique mejor a la parte de la población mexicana que empieza a integrarse recientemente a la vida económica y laboral.