Elaborado por Pablo Pérez Akaki, investigador del FAIR Center.
La pandemia ha significado un cambio abrupto en la cantidad de dinero que ingresa al país por medio del concepto de remesas, que se entienden que son recursos que se transfieren desde el exterior por concepto del trabajo realizado y que se usan para financiar los gastos normales que tiene la familia del trabajador migrante.
El comportamiento de las remesas ha tenido un franco crecimiento a lo largo del tiempo, desde el año 1995 cuando inicia la medición. A pesar de haber tenido un crecimiento moderado durante la primera parte de la década de 2010, hacia la segunda mitad comenzó un repunte en su comportamiento, que contra todo pronóstico, se mantuvo durante la pandemia, hasta llegar en 2022 a su máximo histórico de 58,497 millones de dólares.
De acuerdo con el Reporte Analítico del Banco de México de fecha 1 de febrero de 2023, casi el 99% de ellas fueron por transferencias electrónicas, proporción que también ha venido al alza con el paso del tiempo, dada la facilidad, velocidad y eficiencia de los medios electrónicos de pago y, por el otro lado, los riesgos del traslado en efectivo o en money orders.
Por el otro lado, según el informe titulado Panorama anual de la Inclusión Financiera 2022 de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), desde 2017 el número de cuentas de la banca comercial destinadas a captación creció en 17 millones (hasta 2021), que en saldo promedio ha significado un incremento desde $43,544 a $48,355 en dicho periodo. De ese total de cuentas, el 3% se identificaba con municipios de muy alto y alto rezago social, mientras que el 84% de ellas correspondía a municipios de muy bajo rezago.
Desde el lado del financiamiento, la evolución en estos últimos años es más discreta, pues en el mismo periodo apenas se incrementaron en 4 millones el número de créditos, donde la tarjeta de crédito es el producto de más importancia, seguido de los créditos personales. Dichos créditos apenas llegaron en una proporción del 0.8% a los municipios de alto y muy alto rezago social, mientras que 82% a los de muy bajo.
En comparación global, México se ubicaba en mejor posición (más cuentas) que Suiza, Chile, España, Brasil, Colombia, pero debajo de Perú, Finlandia y China. Para el caso del crédito, los hogares mexicanos quedan rebasados (más financiamiento) por los de Brasil, España, Chile e Italia, pero arriba de Colombia, Argentina, India y Perú.
Así, una pregunta natural es dónde quedan las remesas y cómo están influyendo a la inclusión financiera, pues en los agregados no parecen tener grandes efectos en las cifras de ahorro y financiamiento. Si además tomamos en cuenta que los niveles de pobreza en las entidades y municipios de mayor volumen de recepción de remesas no ha cambiado drásticamente, nuevamente es pertinente preguntarse dónde están quedando las remesas y cómo se manifiestan dichos flujos en las economías locales. Seguiremos indagando en las próximas entregas.
Publicado originalmente en El Diario de Yucatán.